El nevo sebáceo, también conocido como nevo sebáceo de Jadassohn, es una lesión cutánea no cancerosa que se presenta al nacer o poco después del nacimiento. Estas lesiones son más comunes en la cabeza y el cuello, aunque también pueden aparecer en otras partes del cuerpo.
Los nevos sebáceos tienen una apariencia distintiva, son elevados, redondos y suaves al tacto, especialmente al comienzo. A menudo son de color amarillo o color piel y pueden medir desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros de diámetro.
Aunque los nevos sebáceos son generalmente inofensivos, suelen crecer lentamente a través del tiempo y pueden causar preocupación estética o interferir con el peinado o la higiene del cuero cabelludo, pues en la adolescencia desarrollan una textura más irregular y elevada. En raras ocasiones, pueden ser un terreno fértil para el desarrollo de algunos tumores entre ellos carcinoma de células basales y otros.
El tratamiento de un nevo sebáceo depende del tamaño y la ubicación de la lesión. Si la lesión es pequeña y no causa ningún problema, se puede optar por dejarla sin tratamiento con vigilancia periódica. Sin embargo, si la lesión es grande o causa molestias, se puede recomendar la extirpación quirúrgica. La extirpación generalmente se realiza bajo anestesia local o sedación intravenosa y se retira todo el nevo sebáceo, incluyendo el tejido subyacente para minimizar el riesgo de recurrencia.
Es importante que cualquier lesión cutánea que cambie de tamaño, forma o color sea revisada por un(a) dermatólogo(a) para descartar la posibilidad de cáncer de piel.
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