Si como muchos en Puerto Rico, has sido
un asiduo fanático(a) del sol, tal vez todavía estés a tiempo para detener
algunos de los problemas de envejecimiento prematuro de tu piel o fotoenvejecimiento, el término que los dermatólogos damos al envejecimiento inducido por la exposición excesiva y prolongada al
sol.
Una gran parte de los cambios en nuestra piel que tradicionalmente asociamos al envejecimiento son en realidad cambios provocados por este exceso de luz ultravioleta (UV). No importa si lo has obtenido en forma natural o artificialmente con lámparas de luz UV. Estas últimas se han asociado cada vez más al aumento en la incidencia de melanoma, el cáncer de la piel más peligroso, especialmente en mujeres jóvenes de tez clara.
Compara la piel de tu cara o tus antebrazos con la de tus áreas más íntimas y protegidas del sol y notarás la diferencia de inmediato. Verás que no hay pecas, ni manchas color marrón ni muchas otras imperfecciones y arrugas que vemos en la piel que ha sido curtida por años de exposición al sol. Sin importar nuestro tipo de piel, según envejecemos ocurren ciertos cambios naturales como sequedad, pérdida de elasticidad, disminución en el colágeno, adelgazamiento de la piel y arrugas.
Una gran parte de los cambios en nuestra piel que tradicionalmente asociamos al envejecimiento son en realidad cambios provocados por este exceso de luz ultravioleta (UV). No importa si lo has obtenido en forma natural o artificialmente con lámparas de luz UV. Estas últimas se han asociado cada vez más al aumento en la incidencia de melanoma, el cáncer de la piel más peligroso, especialmente en mujeres jóvenes de tez clara.
Compara la piel de tu cara o tus antebrazos con la de tus áreas más íntimas y protegidas del sol y notarás la diferencia de inmediato. Verás que no hay pecas, ni manchas color marrón ni muchas otras imperfecciones y arrugas que vemos en la piel que ha sido curtida por años de exposición al sol. Sin importar nuestro tipo de piel, según envejecemos ocurren ciertos cambios naturales como sequedad, pérdida de elasticidad, disminución en el colágeno, adelgazamiento de la piel y arrugas.
La piel fotoenvejecida, sin embargo, es diferente a la que envejece de manera natural, tanto en apariencia como en función. Por ejemplo, la piel fotoenvejecida suele ser más gruesa y sus arrugas más profundas. Además, los capilares superficiales se dilatan y se forman manchas claras y oscuras provocando irregularidad en la coloración. Las personas de tez más clara, que catalogamos como Fototipo I y II, son naturalmente los más vulnerables a este daño, pero aun las pieles más trigueñas se benefician de evitar el abuso del sol.
A la mayoría de las personas tan solo les preocupa el efecto cosmético de lucir mayor de lo que se es. El verdadero problema, sin embargo, es que esta piel abusada del sol pierde parte de su habilidad natural de corregir de manera espontánea parte del daño al ADN provocado por el bronceado y esta falla en el sistema inmune nos hace más vulnerables al desarrollo de cualquiera de los varios tipos de cánceres de la piel. Puedes aprender más sobre la detección temprana del cáncer de piel accediendo AQUÍ.
Aunque los cánceres más comunes de la piel raras veces son fatales, algunos como el melanoma maligno, cuya incidencia ha ido en un aumento vertiginoso en las últimas décadas, pueden resultar mortíferos si no se detectan con prontitud. Por esta razón es importante que conozcamos los riesgos del fotoenvejecimiento y tomemos acción para prevenirlo.
El sol produce toda una gama de ondas electromagnéticas, la mayoría de las cuales, o son filtradas por nuestra atmósfera (asumiendo que no se deteriore más la capa de ozono), o no son peligrosas a los seres humanos. La parte más importante de ese espectro que sí llega a la Tierra es la luz visible, que es la que nos permite ver los objetos a nuestro alrededor, la infrarroja que produce el calor y la luz UV, que es la más peligrosa a nuestra piel.
La luzultravioleta (UV) es invisible, pero atraviesa la atmósfera aun en días
nublados. Por definición, existen tres tipos de luz UV, de acuerdo a su largo de
onda:
UVC (200-280nm) - Muy dañina a la piel pero no llega a la Tierra, pues es filtrada en su totalidad por la capa de ozono (aun reducida, como al presente).
UVB (281-320nm) - Es la responsable de la clásica insolación, en la cual la piel se torna rojiza y quemada. Es altamente cancerígena y está presente en mayor cantidad en las horas más fuertes de sol. Se filtra en gran medida por la capa de ozono.
UVA (321-400nm) - Es mucho más abundante que la UVB y no varía mucho en intensidad durante las horas del día ni con el hecho de que el día esté nublado. No es tan cancerígena como la UVB y no causa mayores síntomas en la piel. Sin embargo, por tener un largo de onda mayor que la UVB, atraviesa la capa de ozono, las nubes, los cristales de los autos y penetra más profundo en nuestra piel, lo que causa daño directo a las fibras de colágeno, la proteína estructural principal de la piel. UVA es el largo de onda principal en las lámparas de los salones de broncear.
No pienses
que un filtro solar es una licencia para estar todo el día bajo el sol. La
mayor parte de los filtros solares son bastante eficaces protegernos contra la
UVB, asumiendo que se apliquen de forma abundante y se reapliquen cada dos
horas. Sin embargo, no son del todo eficaces en protegernos contra la UVA. El
resultado neto es que, a pesar de que terminemos el día de playa o al exterior
sin mayor enrojecimiento o daño aparente, algún daño de envejecimiento
prematuro habremos recibido.
Recuerda además que las superficies claras como la arena, la nieve y el agua reflejan los rayos UV hasta un 85% por lo que aun si estás en la sombra o con sombrero, necesitas un filtro solar, pues muchos de los rayos nos llegan reflejados desde abajo.
Además de evitar la exposición excesiva al sol, la mejor manera de impedir el fotoenvejecimento es con el uso de protectores o filtros solares usados regularmente. Existe una gran variedad de productos para dicho propósito, desde los que son adecuados para el uso en la playa o en los deportes, pues resisten en agua o el sudor, hasta los que combinan humectantes con filtros solares. Estos últimos son propios para el uso diario pues no son grasosos, dejan la piel suave y son adecuados para usar maquillaje sobre ellos, si se desea.
La mayoría de los filtros solares más modernos combinan diferentes substancias que comprenden diversos bloqueadores químicos y substancias opacas como el bióxido de titanio y el óxido de cinc en su afán de proveer una cubierta más completa contra la UV, especialmente la UVA. Hay filtros que sólo contienen substancias opacas y pueden ser particularmente útiles para personas que son alérgicos o sensibles a los filtros químicos tradicionales. Para hacer la mejor selección de acuerdo a la actividad que vayas a llevar a cabo bajo el sol, puedes acceder mi artículo: «Cómo escoger el filtro solar correcto este verano», en la revista Vida Sana.
Lamentablemente, no hay manera saludable de lucir un bronceado sin recibir daño solar. Como norma general, mientras más oscuro sea el bronceado, mayor habrá sido el daño. Aunque hoy en día los dermatólogos tenemos diversos métodos farmacológicos y terapéuticos para hacer que la piel envejecida luzca más juvenil, es cuestionable si las alteraciones fisiopatológicas que ha sufrido la piel y el riesgo de contraer cáncer en el futuro sean reversibles. Aprende más de todas las técnicas disponibles para mejorar la piel accediendo mi artículo: «Un rostro atractivo a cualquier edad».
Si realmente insistes en combatir tu «cara pálida» entonces considera el uso de autobronceadores, que no requieren del sol. Usados adecuadamente, producen un color razonablemente parecido al bronceado, pero recuerda que este falso bronceado no te hace más resistente al sol pues no es a base de melanina. Los autobronceadores tampoco te protegen del sol a menos que indiquen en su etiqueta que contengan además un filtro solar, como algunos en el mercado.
Recuerda además que las superficies claras como la arena, la nieve y el agua reflejan los rayos UV hasta un 85% por lo que aun si estás en la sombra o con sombrero, necesitas un filtro solar, pues muchos de los rayos nos llegan reflejados desde abajo.
Además de evitar la exposición excesiva al sol, la mejor manera de impedir el fotoenvejecimento es con el uso de protectores o filtros solares usados regularmente. Existe una gran variedad de productos para dicho propósito, desde los que son adecuados para el uso en la playa o en los deportes, pues resisten en agua o el sudor, hasta los que combinan humectantes con filtros solares. Estos últimos son propios para el uso diario pues no son grasosos, dejan la piel suave y son adecuados para usar maquillaje sobre ellos, si se desea.
La mayoría de los filtros solares más modernos combinan diferentes substancias que comprenden diversos bloqueadores químicos y substancias opacas como el bióxido de titanio y el óxido de cinc en su afán de proveer una cubierta más completa contra la UV, especialmente la UVA. Hay filtros que sólo contienen substancias opacas y pueden ser particularmente útiles para personas que son alérgicos o sensibles a los filtros químicos tradicionales. Para hacer la mejor selección de acuerdo a la actividad que vayas a llevar a cabo bajo el sol, puedes acceder mi artículo: «Cómo escoger el filtro solar correcto este verano», en la revista Vida Sana.
Lamentablemente, no hay manera saludable de lucir un bronceado sin recibir daño solar. Como norma general, mientras más oscuro sea el bronceado, mayor habrá sido el daño. Aunque hoy en día los dermatólogos tenemos diversos métodos farmacológicos y terapéuticos para hacer que la piel envejecida luzca más juvenil, es cuestionable si las alteraciones fisiopatológicas que ha sufrido la piel y el riesgo de contraer cáncer en el futuro sean reversibles. Aprende más de todas las técnicas disponibles para mejorar la piel accediendo mi artículo: «Un rostro atractivo a cualquier edad».
Si realmente insistes en combatir tu «cara pálida» entonces considera el uso de autobronceadores, que no requieren del sol. Usados adecuadamente, producen un color razonablemente parecido al bronceado, pero recuerda que este falso bronceado no te hace más resistente al sol pues no es a base de melanina. Los autobronceadores tampoco te protegen del sol a menos que indiquen en su etiqueta que contengan además un filtro solar, como algunos en el mercado.
Por mucho, tu mejor alternativa, la más fácil y la menos costosa en todo el sentido, es la prevención, empezando con proteger del sol a los niños.
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