Sin embargo, muchas de estas personas no son necesariamente alérgicas ya que este término implica que está envuelto o activado el sistema inmunológico en contra de algún ingrediente en particular. La alergia de contacto es un evento distinto y menos común y ocurre aunque tan solo haya un exposición minúscula o breve al ingrediente en cuestión.
Por el contrario, la persona con piel sensitiva muchas veces reacciona a una exposición muy frecuente o concentrada de un producto, especialmente como substancias volátiles o irritantes. Un ejemplo simple de la vida diaria sería el detergente de fregar. Un uso ocasional del mismo rara vez irrita nuestras manos pero... ¿qué tal si lo hacemos por ocupación, múltiples veces al día?
Lo mismo suele ocurrir con productos abrasivos para el rostro o con ácido glicólico o los retinoides tópicos, que tanto se usan para mejorar el rostro. En estos casos, se debe comenzar poco a poco, tal vez en noches alternas para permitir que el cutis se adapte. En la mayoría de estos casos, la persona no es alérgica sino un tanto sensitiva.
Al escoger productos de cuidado personal considera lo siguiente:
- Utiliza productos mercadeados para pieles sensitivas
- Los filtros solares para bebés a menudo tienen químicos menos irritantes
- Prueba el producto primero en la cara interna del antebrazo por un par de días antes de llevarlo al rostro
- Lee con cuidado las etiquetas y selecciona aquellos productos más simples con menos ingredientes
- No creas que todo lo orgánico está libre de riesgo pues muchas plantas pueden provocar irritación y alergias
Si a pesar de estos consejos generales continúas teniendo intolerancia a diversos productos, consulta a tu dermatólogo(a) para que te ayude a buscar alternativas apropiadas o determine si tal vez sí eres alérgico(a) a algunos ingredientes.
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