En un artículo reciente de la Academia Americana de Cirugía Dermatológica o ASDS, por sus siglas en inglés, se presentaron los hallazgos de un estudio proveniente de Porto Alegre, en Brazil, relacionando el efecto del Botox en el entrecejo con mejoría en los síntomas de depresión en pacientes con un diagnóstico ya establecido.
Claro, mi primera reacción fue: «Si uno luce mejor frente al espejo, pues se anima y se siente mejor, tal y como pasa cuando rebajamos unas libritas demás y la ropa cae mejor o hacemos algo de ejercicio y nos sentimos más tonificados». Después de todo, los dermatólogos hemos venido practicando muchísimas técnicas para mejorar la salud y apariencia de la piel por años y siempre me ha parecido que el paciente mejora su estado anímico.
Sin embargo, el estudio comparó dos poblaciones: Una con depresión clínica y la otra sin tal diagnóstico. Lo interesante, peculiar e inesperado es que los resultados del análisis de autoestima usados para medir la depresión demostraron una mejoría en los pacientes con depresión y no en los "normales" o grupo control. Esto sugiere que pudiera haber un efecto hasta ahora no estudiado o reconocido de estos neuromoduladores (en este estudio, Botox cosmetic®) sobre la depresión, más allá de un simple efecto cosmético.
Se recomiendan estudios posteriores con más casos para tratar de confirmar mejor estos hallazgos. Por ahora, cualquier efecto en mejorar la depresión debe considerarse como un bono pero no como un substituto al manejo recomendado por un profesional de la salud mental y de ninguna manera sugiere que se abandone ningún fármaco debidamente prescrito para la depresión.
Puedes leer más sobre la ASDS, entidad muy respetada y de la cual me honro en ser "Fellow", pulsando AQUÍ.
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